viernes, 16 de noviembre de 2012

Lucrecia


Lucrecia decidió tomarse, por una vez en la vida y con todo el atrevimiento, ese café absolutamente sola y bajo el influjo de miradas ajenas que imaginaban todo tipo de hipótesis acerca de su decisión.

Ella tan solo sonreía maravillada, disfrutando del aroma que emanaba de la taza algo desportillada y del sonido de la cucharita al chocar contra las paredes porcelanosas, como un suave tintineo fácilmente comparable al de las campanas. En ese momento su menté voló tiempo atrás, a su infancia, donde se encontró ante la iglesia de su pueblo, con los ojos cerrados, disfrutando de esa misma melodía con algo más de intensidad, e inconscientemente trató de reproducir con la cucharita la misma tonada.

Hoy día  disfrutar tan solo es de privilegiados, de aquellos que tienen el tiempo y los recursos para poder hacerlo, el resto se dejan flagelar por los látigos de las mentes capitalistas que les llenan la cabeza de pajaritos, convenciendoles que con trabajo todo se consigue... pero nadie cuenta que puedes morir en el intento.

Lucrecia era valiente, lanzada e impulsiva, debía serlo si quería vivir en esta sociedad, marcada por el miedo y las amenazas, como también era victima del capitalismo, una hormiguita más a la que intentaban convencer que el sentido de la vida era vivir para trabajar. Pero hoy el mundo le dio un respiro y las agujas del reloj biológico que marcaba su rutina se pararon a las 18.30, hora en que decidió que no podía seguir siendo la niña que había sido hasta ahora, creyente y fiel a las normas, en ese momento su conciencia le dijo que estas existían para poder romperse ¿donde quedó entonces el angelito? En realidad no le importaba, en ese momento absolutamente nada le importaba, tan solo seguir el tintineo de la cucharilla removiendo el café a medio tomar.

Fuera de esa cafeteria el mundo seguia como siempre, bocinas ensordecedoras, las sirenas de la policia y las ambulancias pasando entre el bullicio de los coches...aunque en un rincón de ese planeta, más cerca que lejos, habia otra persona, con los mismos pensamientos antisistemicos y las mismas ganas de cambiar el mundo.



miércoles, 7 de noviembre de 2012

Ansiedad


 La ansiedad

Me miro en el espejo y no me reconozco..golpeo un par de veces sobre el cristal para cerciorarme de que aquel reflejo, desaliñado, de ojos tristes y marcas en la cara soy yo. En cuanto caigo en la cuenta que no se trata de ninguna ilusión, me quedo unos instantes en shock y finalmente rompo a llorar, aprovechando que estoy sola en casa. Ese nudo inaguantable que día tras día ha ido creciendo en el interior ya me dificultaba incluso la respiración, así que me desabrocho dos botones del cuello de la camisa para ver si de ese modo puede entrar algo de oxigeno extra, pero es imposible.
¿Como he llegado a este extremo? Me pregunto mientras siento la salobridad sobre mis labios, entrecortados por el frío y por el descuido que he impuesto sobre mi, fruto de algún extraño castigo que parece, que sin merecerlo, haya preferido inconscientemente formularme.
¿Donde quedó esa ilusión del día a día  de despertar y desperezarme sintiendo que ese día iba a ser diferente, que algo me haría sonreír? Ahora solo me salen falsas sonrisas, amargas e incomprensibles que ni yo misma puedo creerme mientras escucho en mi cabeza todo tipo de recriminaciones que ni yo misma pensaba que podría soportar.
Me siento sobre la taza del váter y oculto mi rostro tras mis manos que se dan prisa en secar esas lagrimas que me abrasan la piel, mientras el sollozo se hace más notorio aunque trate de reprimirlo. 
"No..no puedes seguir así, no te lo mereces, haces todo lo que puedes.. "sonrío al momento al recordar los ánimos de aquellos amigos que tengo a mi lado y que me recuerdan que no estoy sola "Me duele verte así  que alguien pueda hacerte daño hasta ese extremo" aunque rápidamente la sonrisa se vuelve amarga y un nuevo sollozo la borra, notando como la ansiedad vuelve a florecer, dejando de respirar por unos segundos que casi parecen horas.
Duele...Duele...Duele....